Tarde de lluvia, entendiendo por tarde ese lapso entre el mediodía y las 5 de la tarde, ya que es invierno y anochece muy temprano.
El colectivo: un modelo antiguo, cuadrado, como una pecera.
Dibujé un círculo con la mano desempañando la ventanilla.
Una atmósfera de auras machacadas por la humedad.
Cada vez que la vida me lleva por calle, no puedo evitar girar la cabeza hacia la izquierda intentando reconocer el solar donde existió la casa de mi abuela materna,
Una vez más, mi recuerdo se choca con el frente de granito de la casa de dos plantas.
Ya no queda nada de ese sitio donde fui feliz de a ratos, ni la reja donde los muchachos del barrio llevaron serenata, ni los escalones de la entrada donde nos sentamos a tomar el sol un par de generaciones, ni el jardín paradisíaco de la abuela, ni la bañera antigua de cemento que mis primos y yo usábamos en verano como pileta de natación. Nada,
No obstante esa nada, cierro los ojos y me veo con pocos años, corriendo desde la puerta, por la galería, hasta el fondo de la casa, donde armaron una mesa inmensa, porque la familia estaba reunida.
El colectivo: un modelo antiguo, cuadrado, como una pecera.
Dibujé un círculo con la mano desempañando la ventanilla.
Una atmósfera de auras machacadas por la humedad.
Cada vez que la vida me lleva por calle, no puedo evitar girar la cabeza hacia la izquierda intentando reconocer el solar donde existió la casa de mi abuela materna,
Una vez más, mi recuerdo se choca con el frente de granito de la casa de dos plantas.
Ya no queda nada de ese sitio donde fui feliz de a ratos, ni la reja donde los muchachos del barrio llevaron serenata, ni los escalones de la entrada donde nos sentamos a tomar el sol un par de generaciones, ni el jardín paradisíaco de la abuela, ni la bañera antigua de cemento que mis primos y yo usábamos en verano como pileta de natación. Nada,
No obstante esa nada, cierro los ojos y me veo con pocos años, corriendo desde la puerta, por la galería, hasta el fondo de la casa, donde armaron una mesa inmensa, porque la familia estaba reunida.
Sonia Andrea Mazza
Que bello relato, aunque fisicamente ya no esten ni la casa, ni las plantas, ni las personas, energéticamente siempre siempre estarán y están y siguen alimentando nuestro corazón!!!!!!!!!! felicitaciones bella por tu divina inspiración!!!!!
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