Reportaje al escritor argentino HÉCTOR ZABALA


¿Cuándo comenzaste a escribir?

Escribí algunas cositas en mi adolescencia (¿quién no escribió en esa etapa de la vida?), pero lo cierto es que buena parte de aquello se perdió. Creo que fue una dicha porque después pude desarrollar algunas de esas ideas con más experiencia de vida y sobre todo de lecturas. Así que, digamos, que comencé a escribir más o menos con regularidad por 2004 o poco antes.
Tuve la suerte de recibir tres premios en un mismo año (2005) y después sucesivamente varios más desde 2006 en adelante, incluso uno en Cuba por mi minicuento Cuento invisible, que ya había sido finalista en España. Más tarde algunos textos recibieron otras distinciones en Puerto Rico y en Nueva Zelandia, además de Argentina.
Esto me incentivó a seguir escribiendo. No por vanidad, la vanidad en un escritor es una tontería contraproducente y los premios no son importantes en sí porque son circunstanciales, no reflejan siempre nuestro estilo ni hacen que uno escriba mejor. Me sirvieron para convencerme de que mis cuentos tendrían algún valor literario, ya que cierta gente experta me justificaba como escritor.
Luego, seguí escribiendo —además de ficción— crítica y artículos literarios durante unos cuatro años en la ya desaparecida Revista SESAM, publicación de la Sociedad de Escritores de San Martín, a la par que me aceptaban colaboraciones en medios especializados en literatura, sobre todo en la web. Cada tanto, alguna revista o sitio literario me pide permiso para reeditar algún artículo o publica alguna obra de mi autoría.


¿Desde qué edad eres lector? ¿Puedes citar tus autores preferidos?

• Leo desde mis nueve años. Mi abuelo vasco, don Alejandro D. Zabala, me regalaba libros para mis cumpleaños y para Reyes. Únicamente libros. Inculcó en mí el hábito de la lectura como cosa de vital importancia, quizá sin darse cuenta él mismo. Su mensaje subliminal era: leer es como conocer mundo. Estoy convencido de que aquel querido abuelo tenía razón y mucha.
Fue así que me encontré devorando desde un 6 de enero Las mil y una noches, gracias a su regalo. Era una versión para niños y adolescentes porque la versión completa no era apropiada para mi edad. Sin embargo, a pesar de la mutilación literaria y a mis pantalones cortos, me di cuenta de que estaba leyendo una obra de nivel.
El colegio primario no incentivaba a leer demasiado, más allá del llamado “libro de lectura” que variaba de año en año y mechaba alguna obrita literaria (poema, relato corto o frases) de algún autor conocido. Pero mi última maestra, doña Teresa Martí Vidal, fue una excepción: consiguió de la editorial ACME que cada egresado llevara a su casa un par de libros sin cargo de la Colección Robin Hood, a la par de que ella en su curso nos incentivaba a escribir ficción. Una maestra como pocas. Con otros libros que sumaron mis padres y tíos maternos (también gustaban de las lecturas) fui formando una bibliotequita propia. Fue el inicio de mi vida como lector, aunque un lector desordenado por falta de guía adecuada.
El colegio secundario sumó algunos libros obligatorios como Juvenilla, Chico Carlo, El Capitán Veneno, Artículos de costumbres, etc. que se sumaron a los anaqueles una vez leídos y releídos. Pero seguía siendo todo bastante anárquico en cuanto a qué valía la pena leer y qué no.
Me ayudó a ordenarme un poco las clases de Historia de la Literatura durante mi cuarto año secundario. Pero ese curso adolecía del defecto de dictar solo literatura española, hispanoamericana y argentina, ¡Dios sabrá quién redacta los programas escolares! Es decir, me perdía todo lo referido a literatura anglosajona y ni hablar de la del resto del mundo. Pero para entonces ya había leído por mi cuenta una que otra obra de Charles Dickens, Víctor Hugo, Julio Verne, Alejandro Dumas y alguno más.
No seguí una carrera en letras sino que soy egresado en Ciencias Económicas por la Universidad de Buenos Aires, pero aquel inicio me dejó el hábito de leer todo lo que cayera en mis manos. Más tarde, me fue de gran ayuda el contacto con escritores y profesores de letras, como Agustín Romano, Isabel Llorca, etc. Esto sí me sirvió mucho como guía: el contacto y recomendaciones de libros, de gente experta en literatura, nos permite ampliar muchísimo nuestro mundo literario y de manera exponencial.
• No tengo autores preferidos. No respondo al esquema de leer solo un autor o un par de autores como hace mucha gente. Entiendo que la literatura es un mundo en continuo descubrimiento y eso me lleva a leer muchos y variados, tal como debería hacer todo aquel que quiera especializarse en literatura. De todo autor se puede aprender algo. Incluso de los malos escritores porque por lo menos nos enseñan inconscientemente a no repetir sus mismos errores.
Entre los que más me gustan, puedo citar a  Homero, Sófocles, Eurípides, Francisco de Quevedo, Edgar Allan Poe, Lev Tolstói, Ricardo Palma, Ambrose Bierce, Mark Twain, Guy de Maupassant, Oscar Wilde, Antón Chéjov, Herbert G. Wells, James Joyce, Franz Kafka, John R. R. Tolkien, Jorge Luis Borges, Margarite Yourcenar, George Orwell, Manuel Mujica Lainez, Julio Cortázar, Tito Monterroso, José Saramago, Gabriel García Márquez, Abelardo Castillo, Mario Vargas Llosa, Isabel Allende, Liliana Heker. De hecho tengo ensayos, análisis y reseñas sobre alguna que otra obra de varios de estos, así como sobre otros.
Pero esta enumeración es solo a manera de ejemplo, porque uno se pone a investigar y de pronto descubre un escritor “nuevo”, que suma a su particular listita. O bien, uno “viejo”, pero que se nos torna “nuevo” por una faceta diferente en alguna obra que no habíamos leído. Me ha pasado con algunos de novela histórica, como Gore Vidal o Robert Löhr. O de ciencia ficción como Arthur C. Clarke. Incluso con autores poco conocidos como Bill Brown o Holloway Horn. En fin, la literatura es una cosa de nunca acabar, gracias a Dios.


¿Cómo inicias el trabajo de escribir un cuento?

Tengo una idea, la escribo a manera de boceto y la dejo ahí. Digamos… como en un freezer, hasta que mi cerebro la va combinando con otras ideas. Luego, un buen día aparece en mi mente un argumento más o menos delineado, más un final potable. Recién entonces me siento ante un bloc de hojas o frente a la computadora y empiezo a escribir, a darle forma. Pronto fluyen ideas complementarias y se va formando un cuento aceptable.
No hay una explicación cabal, absolutamente científica que pueda expresar de manera consciente ese proceso mental. Desde ya, no creo en las musas ni en la inspiración ni en el toque mágico de que hablan algunos. Simplemente un conjunto de ideas se juntaron en mi cerebro, ¡vaya a saber por qué asociaciones inconscientes!, y eso es todo. Luego, atrapado el argumento, la historia, aplico técnica como el jardinero modela su ligustro para hacer del cuento algo literario.
Más allá de eso, está la base, el cúmulo de conocimientos y la cultura general que uno fue adquiriendo tras décadas. Un escritor es una especie de alumno de sus propias lecturas, más allá de poner en el papel sus ideas y estilo particulares al escribir sobre un tema específico.


¿Qué representa la literatura en tu vida?

Empezó siendo un hobby. Hoy es algo que tomo con seriedad pero siempre dentro del marco de un entretenimiento. La literatura da al lector una visión del mundo que no se encuentra en otra parte. Es, por decirlo así, como un todo.
Por ejemplo, un libro de historia suele ser frío, cuenta hechos generales desde un pedestal y no repara en los detalles ni sentimientos de sus personajes históricos. En cambio una novela histórica, aunque cometa incorrecciones (¡y vaya si las cometen!), es algo vivo que llega con más profundidad al cerebro y al alma del que lee. Paradójicamente, da más idea de cómo fue la vida en ese tiempo novelado que la que pueda describir el historiador más erudito, salvo que este tome a su vez el papel de literato.
Lo mismo puede decirse de otras ciencias como la sociología o la economía donde se hace hincapié en lo general pero se desatiende lo particular. Un cuento o una novela toman un tema de una de estas ciencias y lo desarrolla desde lo coloquial. El lector percibe el trasfondo general sin necesidad de que un economista o un sociólogo venga a explicárselo. Por ejemplo, Los miserables de Víctor Hugo o David Copperfield de Charles Dickens son verdaderos manuales de economía si se los quiere leer entre líneas. Y nos dan una semblanza de las dificultades prácticas en materia económica de cualquier sociedad urbana y en general de todas, como difícilmente la tendríamos en detalle si solo leemos a Adam Smith, a John Maynard Keynes o a Milton Fridman. Esto lo podemos extender a prácticamente todo el quehacer humano y científico-técnico.
Incluso la literatura fantástica llega fuertemente al alma y al cerebro, aunque uno sepa desde el vamos que desarrolla temas imposibles de llevar a la práctica en nuestra vida real.
Nunca entendí cómo alguna gente puede decir muy suelta de cuerpo “yo no pierdo el tiempo en leer literatura de ficción”, cuando en realidad lo que lograría es ganar conocimiento de la psicología humana, del mundo que lo rodea, del mundo que fue o incluso —a veces— del que vendrá. Al no leer literatura de ficción, esa gente se está perdiendo una parte importante para su formación como ser humano. Es como si se tratara de una mesa que le falta una pata. ¿Dónde aparece después su equilibrio para mirar las cosas con más elementos lógicos y razonables ante situaciones jamás vividas personalmente? Sobre todo porque la experiencia humana individual es muy limitada. No olvidemos que casi siempre una historia de ficción no es más que un reflejo de algo que ocurrió o que pudo ocurrir.
Por ejemplo, aquel que lea la colección de libros bíblicos conocidos como Nuevo Testamento, aunque sea ateo, notará el trasfondo de corrupción y desidia que lleva a la ejecución de Jesús de Nazareth. Después de leer toda esa mezcla de confabulaciones y miserias humanas para matar a un pobre hombre inocente, seríamos muy tontos —ya sea uno argentino, norteamericano, francés o zulú— decir con ingenuidad frases como “solo en mi país pasan estas cosas” al presenciar injusticias similares en la actualidad. Y esto porque es fácil entender que es propio de la condición humana y no de un país en particular, más allá de que el hecho sea injustificable, acá o en el planeta Marte.
Lo mismo ocurre si uno lee textos notables como la Ilíada o las obras de Sófocles, Eurípides, etc. o Las mil y una noches. Poco importa que sea literatura histórica o literatura de género realista de ficción, lo importante es que nos enseñará a lo que puede llegar el corazón humano en situaciones parecidas. Lecciones así son invalorables para nuestra formación, lecciones que no las encontraremos tan bien escritas y descriptas —y sin cursilería barata— como sucede a veces en un noticiero amarillo o incluso en telenovelas de baja calidad.


Habla un poco de tus libros ya publicados.

Hasta hoy tengo tres libros de cuentos y una obra de teatro, todos editados por Pampia Grupo Editorial en formato eBook Argentino. Datan de 2016. En cuanto a textos inéditos, debo tener el cuádruple de lo que publiqué o por ahí.
Hay unos veinte relatos en Unos cuantos cuentos, todos de género realista. El lector no encontrará en este libro hadas ni duendes, ni fantasmas y la lluvia caerá de arriba hacia abajo si es que hablo de la lluvia. No quiere decir que sus historias hayan ocurrido realmente, salvo alguna por excepción, como La carta nunca escrita de un ajedrecista, cuento que recibió buenos elogios del público. Se trata de cuentos sobre diferentes tópicos, algunos costumbristas, aunque sin intentar un eje directriz que los asimile.
El trotalibros y algunos mitos es un libro que trae un primer cuento, El trotalibros, personaje que tiene la ocurrencia de ir como nómada de libro en libro, actitud que pronto imitan personajes de otros libros armando pronto un desbarajuste fenomenal que amenaza con liquidar toda la literatura antigua y moderna. El resto son mitos de diferentes lugares del mundo tomados de referencias celtas, escandinavas, helénicas, etc. Es de género absolutamente fantástico. Comprende más de quince cuentos.
Rollos sacrílegos combina cierta ironía sobre temas religiosos mediante la explotación de diversas paradojas. Son más de quince cuentos. En parte es de género fantástico y en parte de género realista.
Diván en crisis es una obra de teatro que escribí con mi hija Alicia y una amiga en común, Diana Decunto. Se trata de una tragicomedia donde la paciente sufre lo que podríamos denominar mala praxis de parte de su psicóloga. Recibió una excelente crítica de un reconocido dramaturgo español.
Estos libros pueden encontrarse en varios sitios, entre otros en:
https://www.amazon.com/s/ref=nb_sb_noss?url=search-alias%3Ddigital-text&field-keywords=h%C3%A9ctor+zabala
Más allá de esto, parte de mi obra está desparramada por un centenar de blogs, sitios y revistas en la web, además de mi blog de escritor: http://hector-zabala.blogspot.com/ y unos pocos que publiqué en el Suplemento de Realidades y Ficciones.


 En este momento, y en tu opinión, ¿quiénes son los cinco mejores escritores argentinos vivos?

Responder esta pregunta requiere mucho compromiso. No soy una autoridad literaria como podría haber sido Borges, Cortázar o Sábato para decidir algo así. Preferiría, en todo caso, nombrar los siete escritores con extensa obra publicada que más me gustan: Liliana Heker, Federico Andahazi, Claudia Piñeiro, Luis Benítez, Fernando Sorrentino, Guillermo Martínez, Jorge Asís, pero eso no sería del todo justo por dos causas. Primero porque con seguridad que deberían ser más de siete los de mi lista y segundo porque no conozco a fondo la obra de todos los argentinos que escriben.  


¿Te parece que los blogs, sitios web y revistas literarias, incentivan a las personas a leer?

Desde luego. Creo que los blogs, los sitios web y las revistas literarias por internet incentivan a leer literatura. Son herramientas muy importantes que nadie debería desaprovechar. Al menos incentivan a aquellos que se atreven a navegar en esos sitios.
Porque todavía hay cierta resistencia a leer en la pantalla de la computadora, lo mismo que a través del libro electrónico (ebook). Muchos se sienten como huérfanos si no toman contacto con el papel. Supongo que habrá pasado algo similar cuando en la Mesopotamia antigua abandonaron las tablillas cuneiformes por algún otro material de soporte. Ese “terror” a la pantalla hace que mucha gente no lea los blogs, sitios y revistas literarias por internet, lo cual no es bueno para tener un mejor panorama en la materia. Muchas veces un blog o un sitio web nos indica una pauta importante que nos lleva a querer leer tal autor o tal otro. Y ahí descubrimos un mundo literario nuevo.
Personalmente me da lo mismo leer algo en papel o en pantalla. Si un libro viniera en tablillas de arcilla, creo que lo leería igual, con tal que fuera en castellano y no en sumerio, pero ¡bueno! mucha gente tiene todavía esa pequeña dificultad y esto le quita posibilidades de informarse mejor. Supongo que con el tiempo todo esto va a cambiar y el papel decaerá en beneficio de los soportes electrónicos, tal como decayó el papiro o el pergamino en pro del papel.
Hoy se puede leer muchas obras por internet de escritores fallecidos hace más de setenta años, por ejemplo, porque están libres de derechos intelectuales y leerlos así es absolutamente legal. Es una pena que mucha gente no aproveche esto para cultivarse con poco gasto. Sé que esto de “avivar giles” (como se dice en lunfardo argentino) no les caerá nada simpático a algún monopolio editorial, pero qué sentido tiene comprar una obra de Shakespeare —salvo que se trate de una traducción particular o que esté aunada a una crítica muy especializada— si la obra usted la tiene en la web y es de libre acceso legal.
Algunos blogs, sitios web y revistas literarias vienen a llenar un vacío dejado por la radiofonía en materia literaria. Allá por la década de 1950, los medios radiales eran mucho más cultos que esos mismos medios ahora u otros que son sus sucesores. Y no quiero con esto hacer “culturina” barata; me refiero a cuestiones prácticas. Recuerdo de chico haber escuchado obras de Ibsen en Radio Nacional, aunque no sabía quién era Ibsen, pero me quedó el argumento en la cabeza, que reconocí ya de grande al leer algunas de sus obras. Esta radio oficial aun lo sigue haciendo, pero no promueve demasiado su actividad, ellos sabrán por qué. Pero otras radios también pasaban obras de calidad, cosa que hoy casi no sucede. El mundo ha decaído y si le sumamos a que en general la gente lee menos porque siguen con la muletilla “¿para qué voy a leer obras de ficción?”, entonces se entiende que estemos donde estamos.


Habla un poco de la revista. ¿Cómo son escogidos los participantes?

• Aclaro en principio que REALIDADES Y FICCIONES comprende dos publicaciones literarias: la REVISTA y el SUPLEMENTO. Ambos datan del año 2010. Se trata de una revista y un suplemento virtual, trimestral, que se encuentran en:

REALIDADES Y FICCIONES - Revista literaria  (ISSN 2250-4281)
http://revista-realidades-y-ficciones.blogspot.com

SUPLEMENTO DE REALIDADES Y FICCIONES (ISSN 2250-5385)
http://colaboraciones-literatura-y-algo-mas.blogspot.com/http://colaboraciones-literatura-y-algo-mas.blogspot.com/

Usamos como soporte dos blogs por razones de costo. Publicarlas en papel sería prohibitivo. Además es mejor mantenerlas en lo posible dentro del marco de una movida literaria sin fines de lucro.
Básicamente, la REVISTA publica todo aquello que el colaborador envía sobre otros autores: crítica literaria, reseña de libros o literatura en general. El SUPLEMENTO publica lo que el colaborador aporta de sus propias obras de ficción (cuentos, relatos, poemas, etc.).
• Confieso que al principio no publicaba los malos textos. Me refiero a los escritos por aquellas personas que no tienen idea alguna de lo que es literatura y mandan cosas como “para probarse”. Esto duró poquísimo tiempo, un mes a lo sumo. Después, todo fue más sencillo. Hoy por hoy, nadie que lea la revista o el suplemento de REALIDADES Y FICCIONES se atreve a mandar un texto que no tenga un mínimo razonable de calidad literaria. Hay como una autocensura en mucha gente, como si dijeran “primero intentaré formarme como escritor y después veré si envío algo”.
Empecé a escribir la revista de REALIDADES Y FICCIONES en soledad. Esto duró apenas unos cuatro números y a partir del quinto comenzaron a enviar artículos el escritor Luis Benítez y el especialista en Borges, Agustín Romano, ambos argentinos y amigos.
A partir de entonces fue una catarata de escritores y catedráticos que remitían trabajos literarios desde todas partes del mundo hispano y por ahí alguno del no hispano también, como Rumania, India, Brasil o Noruega, pero que escribían en castellano o se hacían traducir previamente a nuestro idioma. Todos fueron bienvenidos.
Hace ya unos seis años se sumó la excelente cuentista argentina Noelia Barchuk, que reside en Resistencia (Chaco), primero como correctora y más tarde como articulista literaria. No nos conocemos personalmente, pero hemos logrado conformar un buen equipo vía correo electrónico.
Tengo que destacar también la colaboración permanente de la escritora española Anna Rossell, que envía reseñas de libros de autores de gran nivel. Sus conocimientos de los idiomas catalán y alemán —además del castellano— le permiten leer los libros en sus idiomas originales, lo que aunado a su idoneidad como poeta y narradora da como resultado artículos de gran valor.
La artista plástica mexicana Mónica Villarreal ilustra con sus pinturas las carátulas de ambas publicaciones de manera eximia desde hace unos cinco años aproximadamente.
Tal como sucede con Barchuk, tampoco nos conocemos personalmente con Rossell ni con Villarreal, pero la distancia no obsta para que el trabajo en equipo sea impecable.
Ambas publicaciones, revista y suplemento, son muy formales. Poseen código ISSN y sus ediciones están declaradas ante la Dirección del Derecho de Autor de la República Argentina a fin de proteger los derechos intelectuales de cada colaborador. Un correo electrónico al pie del respectivo artículo permite que los interesados puedan dirigirse al autor si desean autorización para reproducir textos en su blog o donde sea.
A la fecha ya han pasado por la REVISTA casi 60 colaboradores en sus 33 números publicados y unos 200 artículos en total. El SUPLEMENTO ha editado unas 350 colaboraciones en sus 77 números que lleva de historia.


¿Cómo es la relación con tus lectores?

En general muy buena. Se trata de una movida literaria sin fines de lucro, como dije, así que tanto la revista como el suplemento son gratuitos y cualquiera puede leer todos los números publicados hasta el momento en los dos blogs que sirven de soporte electrónico y que cito más arriba. Recibo con frecuencia felicitaciones por ambas y el número de lectores se mantiene bastante estable.


¿Cuáles son tus proyectos hasta el final del año?

Tener todo el material listo para publicar las revistas y los suplementos de los dos trimestres que faltan. El año que viene REALIDADES Y FICCIONES cumplirá diez años y quiero tener preparadas las ediciones hasta diciembre lo antes posible para encarar, libre de toda demora, un número extra de ambos en 2019, además de las habituales ediciones de marzo, junio, septiembre y diciembre.

Escritor Héctor Zabala 
HÉCTOR ZABALA. Buenos Aires, Argentina (1946). Narrador y ensayista. Algunos premios y distinciones en narrativa corta. Ha publicado tres libros de cuentos por eBook Argentino (Pampia Grupo Editorial):
• Rollos sacrílegos (ISBN 978-987-648-151-9)
• Unos cuantos cuentos (ISBN 978-987-648-149-6)
• El trotalibros y algunos mitos (ISBN 978-987-648-152-6)
y una obra teatral en colaboración con Diana Decunto y Alicia Zabala: Diván en crisis (ISBN 978-987-648-150-2). Estas obras están en https://www.amazon.com/s/ref=nb_sb_noss?url=search-alias%3Ddigital-text&field-keywords=h%C3%A9ctor+zabala
Unas cien páginas web y revistas literarias han publicado obras o reeditado artículos de su autoría.
Director de la revista literaria Realidades y Ficciones y del suplemento respectivo, ex redactor de REVISTA SESAM. Contador público nacional (UBA), maestro internacional senior de ajedrez (ICCF). Fue el VIII campeón latinoamericano de ajedrez postal (CADAP).
zab_he@hotmail.com

Literatura y algo más… (IBSN 2250-17-06-46)
http://hector-zabala.blogspot.com/

REALIDADES Y FICCIONES - Revista Literaria (ISSN 2250-4281)
http://revista-realidades-y-ficciones.blogspot.com/

SUPLEMENTO DE REALIDADES Y FICCIONES (ISSN 2250-5385)
http://colaboraciones-literatura-y-algo-mas.blogspot.com/

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