A LA MAMITA DEL CERRO
Hacia la cima del cerro
la multitud va subiendo.
En las manos un rosario
y entre sus labios, un rezo.
Cabizbajos, contra el viento,
soportando lluvia y frío,
las inclemencias del tiempo,
avanzan todos seguros
con la fe en su sendero.
Es que espera la Mamita,
allá arriba, en el cerro,
a que lleguen sus hijitos
con sus pesares y duelos.
Ella recibirá atenta
las plegarias y sus besos
y los presentará con amor
ante su Hijo en el cielo.
Ella hará realidad
todos esos deseos
intercediendo ante Dios
por este pueblo jujeño.
Y no importa la llovizna
que azota contra el cuerpo,
ni el frío tan intenso
que se cuela hasta los huesos.
Es la fe quien los sostiene
y es el abrigo perfecto
para llegar a la cima
e hincar rodillas al suelo.
Nélida Miriam Robledo (D.R.) Abril 2023
Foto enviada por Nélida Romero de: Palpala.informa.com |
ABRA DE PUNTA CORRAL
¿Adónde va el peregrino,
con pesado caminar?
Va subiendo para el cerro
del Abra de Punta Corral.
Allá lo espera la Madre,
la Mamita del lugar,
entre medio de los cerros
del Abra de Punta Corral.
Su mochila va pesada
mas no quiere descansar,
porque lo espera la Madre
del Abra de Punta Corral.
Es la fe que lo mantiene
y lo hace soportar
las inclemencias del tiempo
del Abra de Punta Corral.
En sus ojos hay agüita
y un rosario en su rezar,
pues va pidiendo a la Madre
del Abra de Punta Corral.
Las ampollas de sus pies
son llagas que ofrecerá
al Padre que allá lo espera
en el Abra de Punta Corral.
Y la Mamita del cerro
también lo bendecirá,
cuando llegue de rodillas
al Abra de Punta Corral.
Ya ha cumplido la promesa
el peregrino en su andar:
está rezando en la casa
del Abra de Punta Corral.
Y desde allá, caminando,
a Tumbaya bajará:
trae en andas a la Madre
del Abra de Punta Corral.
Aquí la espera su pueblo,
su Jujuy, su heredad:
que año a año camina
al Abra de Punta Corral.
Nélida Miriam Robledo (D.R.) – Abril de 2015
DOMINGO DE RAMOS
Nadie.
Nadie en la calle.
Nadie para recibirte, Señor.
Nadie con ramos ni con flores.
Nadie para alabar tu paso
ni para aclamar tu Amor.
Nadie que cante “Hosanna”,
nadie que pida perdón,
nadie en las calles vacías,
y Vos, solo,
solo, mi Dios.
En medio de la tristeza
voy a alabarte, Señor,
para decirte que vives
aquí en nuestro corazón.
Calles vacías del pueblo,
calles llenas de dolor,
silencio de voz humana,
grito de alma y pasión.
Nadie.
Nadie en la calle.
Nadie para recibirte, Señor.
Entrarás solo a este pueblo,
con tu burrito y tu amor,
y desde tu mansa entrega
nos librarás del dolor.
Bendito seas, Jesús,
bendito seas, Señor,
y que esta Semana Santa
nos llame a la reflexión.
Nélida Miriam Robledo (D.R.) – Abril de 2020 (Época de Pandemia)
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