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| Fotografía de José Luiz Rubio |
Bajé una estrecha y empinada calle
y al llegar a la plaza
sentí que desde las fachadas
de las casas docenas de ojos
me miraban curiosos.
Ojos de jóvenes,
de adultos,
de ancianos.
Ojos desde todos los lados
de la plazas
me preguntaban
y de fondo una campana
tocaba una monótona melodía.
Al son repetitivo de la campana
niños, jóvenes y adultos
colocaban en las aceras
lamparillas luminosas.
Seguí el sonido sintiendo
que me miraban
desde todos los lados
unos ojos sin vida.
Encontré la iglesia
pero allí no sonaba la campana,
allí no había campanario.
Miré a mi izquierda,
de allí venía el sonido,
toque de difunto,
allí había una alta torre,
y en lo alto estaban las campanas.
Mogarráz se sumía en las sombras,
con la única luz de las velillas,
esperando la llegada de las almas blancas.
JOSÉ LUIS RUBIO
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